Hoy 24 de octubre se celebra el Día de la Biblioteca, y no he querido dejarlo pasar sin escribir un artículo dedicado a ellas. Para mí siempre han representado un punto de encuentro de todos aquellos que amamos, no sólo la lectura, sino el acceso a cualquier tipo de información.
Somos muchos todavía los no hace tanto acudíamos a las bibliotecas para o bien documentarnos para un trabajo de la universidad, o bien para ojear las ofertas de empleo público que se publicaban en el BOE, en una época que ya se nos antoja casi prehistórica y en la que Google ha relegado a una estantería a la enciclopedia británica y la mítica Salvat.
A pesar de todo, las bibliotecas están más vivas que nunca, ya que se han convertido en uno de los principales puntos de acceso a internet y a las redes sociales para muchos ciudadanos, gracias en parte a que en las mismas se ofrece acceso gratuito a internet.
Sin embargo, ¿qué ocurre con la presencia en redes sociales de esas mismas bibliotecas? ¿tienen perfiles en Facebook, Twitter…? ¿cuáles son los retos a los que se tienen que enfrentar en esta nueva era?
Aquí expongo algunos de esos retos de las bibliotecas públicas con el desafío que supone tener presencia en las redes sociales, y que son entre otros:
Definir el objetivo de su presencia en redes sociales
¿Para qué está una biblioteca en redes sociales? ¿qué quiere conseguir? Dependiendo del tipo de biblioteca que sea el objetivo puede ser uno u otro, y puede ir desde dar a conocer sus fondos bibliográficos, o bien movilizar a una comunidad entorno a la literatura en un pueblo pequeño, o fomentar la lectura entre la población infantil.
Sea cual sea nuestro objetivo, el mismo debe estar alineado con las líneas estratégicas fijadas para el resto de acciones que se desarrollen en la biblioteca, ya sean exposiciones, jornadas, charlas, etc… No se trata de que las redes sociales vayan por un lado y la actividad de la biblioteca por otro, sino que son una parte más del canal de difusión y comunicación de la propia biblioteca.
No se trata de publicar en redes sociales, se trata de conversar
Las redes sociales en las administraciones públicas en general, y en las bibliotecas en particular, son un canal de información y de comunicación con los usuarios, no un tablón de anuncios.
Tenemos que estar preparados (y dispuestos) para contestar a las demandas de información, a las propuestas, consultas y sugerencias que nos hagan los usuarios, así como a responder a sus quejas o críticas por el servicio que prestamos.
Muchos organismos restringen o incluso bloquean la posibilidad de que los usuarios puedan expresar su opinión. Sin embargo no lo veamos cómo algo negativo o molesto, sino que aprovechemos esas opiniones que nos llegan para mejorar el servicio y la atención que ofrecemos.
Elaborar una estrategia de presencia en redes sociales
¿Tenemos que tener perfiles en todas las redes sociales o sólo en una? ¿elegimos Twitter o Instagram? ¿publicamos 3 veces al día o todos los días?
Da igual el criterio que elijamos siempre que responda al objetivo que perseguimos, ya que tenemos que tener claro que no se puede estar en redes sociales sin saber lo qué hacemos, para qué lo hacemos y cómo lo hacemos.
Hay que definir (por escrito) cuál va ser el trabajo que vamos a hacer en redes sociales. No hace falta un documento de 100 folios, bastan 5 ó 6 páginas para concretar las diferentes acciones que llevaremos a cabo. Esta estrategia se puede actualizar una vez al año, ya que los objetivos o la situación en la que nos encontramos puede ir variando y nos tendremos que ir adaptando a las mismas.
Saber los recursos con los que contamos
Muchas veces somos ambiciosos en nuestros objetivos en lo que se refiere a redes sociales y creemos que podemos abarcar mucho más de lo que en realidad podemos.
Tenemos que conocer los recursos tanto personales, como económicos y materiales con que contamos, y si es necesario contactaremos con otras bibliotecas para preguntarles cómo ellos lo tienen organizado. No pasa nada por preguntar y saber cómo lo están haciendo otras bibliotecas de tamaño parecido al nuestro, es más, nos puede servir de guía para orientarnos. Nada como aprender del trabajo y de la experiencia de otros.
Además, tenemos que olvidarnos de eso de que las redes sociales son «gratis», ya que si bien abrir perfiles en redes sociales es gratis, la gestión de dichas redes sociales no lo es tanto. Tendremos que contar con smartphones, programas de edición, de programación, hosting… y aunque no son muy caros, en el caso de las administraciones públicas puede ser complicado conseguir que nos den presupuesto para ello.
Además, hay que tener en cuenta que las personas que se van a encargar de la gestión de esas redes sociales van a destinar un tiempo a las mismas, y eso también es «dinero», ya que no se trata de cargarnos de más trabajo o dedicarle sólo media hora al día.
Yo siempre digo que publicar un tuit no nos lleva más de 5 minutos, pero saber qué tuit tengo que publicar si que puede llevarnos un par de horas como mínimo.
Formación específica en gestión de redes sociales para el personal
Este punto es fundamental ya que se debe ofrecer formación en gestión de redes sociales a aquellas personas que se van a encargar de gestionarlas, para que lo puedan hacer con los conocimientos y herramientas suficientes.
De la misma forma que si implantamos un nuevo programa informático formamos a nuestros empleados públicos, lo mismo haremos con las redes sociales, y no dejaremos que lo hagan de forma autodidacta o por «providencia divina».
Y volvemos a lo mismo: una cosa es publicar en una red social (cosa que hace mi hija de 10 años) y otra muy diferente es gestionar de forma profesional una red social de una administración, en este caso de una biblioteca pública.
Además, el hecho de ofrecer esa formación es una garantía para que el trabajo que se haga en dichas bibliotecas públicas tenga la calidad y la profesionalidad que se le debe exigir a un servicio público.
Debemos contar con el apoyo de la dirección
En muchas ocasiones la idea de abrir perfiles y cuentas en redes sociales, ya sean en bibliotecas como en otros organismos públicos, suele deberse más a un interés del propio personal funcionario que de la dirección.
No contar con este apoyo «de los de arriba» suele ser una fuente de conflictos ya que el trabajo no será ni valorado ni reconocido en su justa medida. En el caso contrario de que se “imponga” al personal la gestión de las redes sociales, suele ser la receta perfecta para un fracaso anunciado.
La presencia en redes sociales de las bibliotecas públicas está más que justificada y pueden ser un aliado insospechado para conseguir que los más jóvenes se animen a la lectura en un momento en el que las redes sociales y otros dispositivos electrónicos parecen haber desplazado a los libros como elemento de ocio.
Un ejemplo de ello lo encontramos en el fenómeno de los “booktubers” conocidos Youtubers que comentan y recomiendan libros a través de sus vídeos y que están consiguiendo con su lenguaje cercano y novedoso algo que no han logrado cientos de campañas institucionales: que los jóvenes lean.
Tomemos pues nota de ello y en vez de rechazar internet, las redes sociales y las nuevas tecnologías, vamos aliarnos con ellas.
Y termino con una anécdota. Después de mucho insistir a mi hija para que leyera libros, descubrí que empezó a hacerlo cuando tuvo en sus manos un e-book y es que aunque a muchos nos cuente entender para una generación el e-book, es la mejor opción para leer un libro.
Feliz Día de la Biblioteca!!!
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