Si hacemos un poco de memoria la primera publicación en Facebook fue allá por el mes de febrero de 2004, mientras que el primer tuit fue publicado por Jack Dorsey el 21 de marzo de 2006 en una red social que se conocería como Twitter, hasta que llegó Elon Musk y lo cambió por X.
A lo largo de estos 20 años hemos visto cómo han ido surgiendo otras redes como Instagram, LinkedIn o TikTok, y a otras incluso las hemos visto nacer y desaparecer como es el caso de Tuenti o de Google +.
En estos momentos estamos asistiendo al que posiblemente es el mayor cambio que han experimentado las redes sociales desde su aparición ya que está cambiando el modelo y la propia esencia de las redes sociales tal y como las conocemos.
Las redes sociales están dejando de ser un espacio de relación y de conexión entre personas para convertirse en plataformas de entretenimiento en el que todas luchan por captar nuestra atención.
Este cambio también afecta a su modelo de negocio y así estamos viendo como poco a poco están dejando de ser gratis para convertirse en plataformas de pago bajo suscripción.
Este nuevo modelo plantea algunas incertidumbres como si los usuarios estaremos dispuestos a pagar por el uso de estas plataformas, cuál es la situación económica real en la que se encuentran o si estamos ante el principio del fin de las redes sociales.
En este nuevo modelo las plataformas se convierten en espacios de entretenimiento en el que el fin es conseguir la atención mediante algoritmos peligrosamente adictivos y en la que tenemos que invertir dinero mediante suscripciones, nos lleva a que desde las administraciones públicas reflexionemos sobre el papel que deben jugar estas plataformas como canal de comunicación con la ciudadanía a partir de ahora.
Pero vayamos por partes.
¿Qué es lo que provoca este cambio?
El 19 de octubre de 2022 la Unión Europea aprobó la Ley Servicios Digitales de la Unión Europea que afecta a las plataformas de redes sociales de varias maneras. Esta nueva normativa se ha ido implantando paulatinamente y ha sido el 17 de febrero de 2024 cuando ha terminado el proceso y la Ley ya se aplica ya a todas las plataformas en línea de la Unión Europea.
Algunos de los aspectos más destacados de la ley que afectan a las redes sociales son:
- Obligaciones de transparencia: Las redes sociales deben proporcionar información clara y transparente sobre cómo funcionan sus algoritmos y cómo se toman las decisiones sobre la distribución de contenido.
- Eliminación de contenido ilegal: Las redes sociales deben eliminar el contenido ilegal, como el discurso de odio, la incitación a la violencia y la pornografía infantil.
- Protección de los derechos de propiedad intelectual: las redes sociales deben tomar medidas para prevenir la infracción de los derechos de propiedad intelectual, como la eliminación de contenido infractor y la cooperación con los titulares de derechos (otro día hablaremos del caso de Telegram).
- Protección de los datos personales: las redes sociales deben proteger los datos personales de los usuarios y cumplir con las normas de privacidad de la UE, como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD).
Esta nueva normativa además diferencia entre las plataformas de menos de 45 millones de usuarios para las cuales la norma entró en vigor el 25 de agosto de 2023, y las de menos de 45 millones que tenían de tiempo hasta el 17 de febrero de este año para adoptar los cambios necesarios para cumplir con la exigencias de la nueva ley.
Por tanto, las grandes plataformas como Facebook, Instagram, X (antigua Twitter) o Amazon han tenido que adoptar cambios en su modelo de negocio y de gestión para cumplir con las exigencias que plantea esta nueva normativa para el mercado europeo.
Si nos fijamos en los modelos de gestión de redes sociales nos encontramos principalmente con 3:
- Por un lado estaría el modelo que podríamos denominar “chino” en el que las autoridades tienen el control absoluto sobre las plataformas de redes sociales. En China no operan X, Facebook o WhatsApp, pero tienen sus equivalentes que son controladas por el Gobierno.
- Otro modelo sería el americano y es en el que nos hemos estado moviendo también en Europa, hasta ahora. En este caso las plataformas tienen absoluta libertad para funcionar en lo que respecta al uso de la publicidad, contenidos o datos de los usuarios.
- Y un tercer modelo que sería el modelo europeo en el que las autoridades, muy protectoras de los derechos de sus ciudadanos, ponen límites a la actividad de estas grandes plataformas y las obliga a cumplir la normativa en lo que respecta a los derechos sobre la privacidad y la publicidad.
¿Por qué las autoridades europeas promueven un modelo proteccionista?
La adopción de una nueva tecnología generalmente sigue un modelo conocido como el «ciclo de vida de la tecnología» que tiene diferentes fases. La primera de esas fases es la fase de asombro, la cual va seguida de una fase de adopción generalizada de esa nueva tecnología. Posteriormente, cuando empiezan a surgir los problemas o desventajas que genera el uso de esa tecnología suele llegar una fase en el que la normativa o las autoridades equilibran su uso.
Varios son los escándalos que han surgido en estos últimos años con respecto a las redes sociales que han llevado a que las autoridades hayan adoptado diferentes medidas para poner coto a lo que estaba sucediendo.
Recordemos por ejemplo el caso de Cambridge Analytica con la recopilación no autorizada de datos personales de millones de usuarios en Facebook, que luego fueron utilizados para influir en la campaña presidencial de EEUU en el año 2016 o en el referéndum del Brexit.
Otro de los escándalos fue el conocido como el caso de los «Facebook Files» en el cual se ponía de manifiesto como Facebook priorizaba el crecimiento y los beneficios sobre la seguridad y el bienestar de los usuarios.
Fue precisamente este último escándalo el que llevó a que Mark Zuckerberg cambiara el nombre de Facebook por el de Meta en un intento por desviar la atención y sus posibles consecuencias.
X se lanza a la suscripción
La compra de Twitter por parte de Elon Musk en octubre de 2022 y su transformación en X ha ido acompañada de distintos cambios en la plataforma los cuales tiene mucha relación con todo lo que estábamos viendo.
No debemos perder de vista el hecho de que estas grandes plataformas son empresas, y que como tal tienen que reportar beneficios y rentabilizar inversiones, como los 44.000 millones de dólares que Elon Musk pagó por Twitter.
La gestión errática de Musk, al menos hasta el momento, deja entrever una urgente necesidad por monetizar esta plataforma lo que le ha llevado a tomar algunas medidas como por ejemplo:
- En un primer momento instauró el pago por la verificación. Hasta esos momentos conseguir el check azul en Twitter era una cuestión de autoridad y permitía a un perfil o cuenta identificarse como relevante u oficial. Con Musk esto cambió y la verificación significaba ahora que pagas por un nuevo servicio, Twitter Blue. El precio se estableció en 8 euros al mes.
- Este primer modelo de suscripción ha evolucionado a X Premium y en estos momentos encontramos varios tipos de suscripción.
- Si eres un perfil personal tienes estas opciones:
- Básico: 3,63 €/mes o 38,72 €/año.
- Premium: 9,68 €/mes o 101,64 €/año.
- Premium+: 19,36 €/mes o 203,28 €/año.
- Si eres una empresa u organización tienes 2 opciones:
- Básico: 229 €/mes o 2.299 €/año.
- Acceso total: 1.149 €/mes o 11.495 €/año.
- Otras formas con las que Elon Musk quiere monetizar la plataforma es cobrar por aquellos nombres o cuentas que están inactivas ya que se va a quedar con ellas vendiéndolas incluso por 50.000 euros. También permitirá la compra venta de nombres entre usuarios quedándose la plataforma con una comisión.
¿Qué es lo que nos ofrece X a cambio de esa suscripción?
Pues poco a poco vemos que cada vez nos ofrece más posibilidades y opciones y sobre todo, y esto es lo destacado, nos va a dejar hacer menos cosas en la opción gratuita.
Entre otras cosas en la opción gratuita no podemos editar los tuits que publicamos; ha establecido un límite de tuits que como máximo podemos publicar (ahora el límite está en 600 al mes pero pretende rebajar esta cifra); no podemos contestar a nuestros mensajes directos ni responder a tuits, entre otras muchas.
Pero lo más importante de todo es que Elon Musk ha dicho que dará prioridad para que los tuits que más se vean y más alcance tengan sean aquellos que han pagado por alguna de las suscripciones. Es decir, aquí el contenido importa poco, lo que importa es que pagues para conseguir visibilidad.
La situación de X en estos momentos es casi crítica. La huida de miles de anunciantes de la plataforma así como de muchos usuarios descontentos con la gestión de Musk, está provocando que esta red social haya dejado de tener la relevancia que tenía hace unos años.
En su desesperación, Elon Musk ha anunciado que X va a introducir la opción de ser también una aplicación de citas para ligar, una super app con servicios bancarios o incluso una plataforma de búsqueda de empleo del tipo de Infojobs o LinkedIn.
Pero X no ha sido la única plataforma que ha realizado movimientos hacia la monetización, y así hemos visto como Instagram y Facebook ya lanzaron el pasado verano el pago por la verificación y han comenzado a cobrar por sus servicios, de momento 13 euros al mes por estar en cada una de estas plataformas.
El último en anunciar que empezará a cobrar por sus servicios ha sido Tik Tok. Estas plataformas no están siendo de momento tan agresivas en su captación de suscriptores porque quizá no tengan la presión que tiene Elon Musk ya que sus los ingresos por publicidad son mayores.
¿Pero hasta ahora de qué vivían?
La implantación de este modelo de suscripción viene de la mano de la nueva Ley Europea de Servicios Digitales ya que esta ley viene a poner fin a la que hasta ahora ha sido la principal fuente de financiación de estas plataformas: la publicidad segmentada.
Según estas plataformas iban creciendo iban aglutinando a millones de usuarios lo que se vio que era un escaparate perfecto para vender publicidad. Además, se dieron cuenta de la cantidad de datos que los usuarios facilitaban desde la edad, localización, gustos, comportamientos… lo que permitía además “decirles” a los anunciantes qué publicidad era la más adecuada para cada usuario.
Este uso de los datos de los usuarios sin ningún control y sin cumplir, entre otros, con el Reglamento Europeo de Protección de Datos, es lo que ha llevado en los últimos años a las autoridades europeas a multar en numerosas ocasiones a estas plataformas. Pero es sin duda la entrada en vigor de esta nueva Ley Europea de Servicios Digitales viene a poner fin a estas practicas.
A partir de ahora estas plataformas no podrán utilizar los datos de los usuarios por lo que la publicidad ya no será tan efectiva para los anunciantes y tendrán que buscar otras fuentes alternativas de financiación, y es ahí donde hace aparición la suscripción. La ley prohíbe además la publicidad a menores de 16 años, lo que supone otro desafío para estas plataformas que están intentando ver cómo pueden verificar la edad de los usuarios.
En el caso de Instagram han decidido de momento eliminar la publicidad para los perfiles de los menores hasta que encuentre un sistema de verificación adecuado.
Esta normativa sólo afecta a la Unión Europea por lo que en el resto del mundo las plataformas pueden seguir utilizando esa publicidad segmentada, sin embargo, Europa es uno de los principales mercados con más de 445 millones de usuarios y donde se encuentra el mayor número de anunciantes.
El cumplimiento de la nueva normativa europea fue lo que provocó que la nueva plataforma que Meta lanzó el año pasado en Estados Unidos y en otros 100 países, Threads, y con la que quiere hacer la competencia a Twitter, no estuviera disponible en Europa hasta meses después.
Otra de las exigencias de las autoridades europeas recogida en esta nueva Ley es que estas plataformas tienen que luchar de forma activa contra la desinformación lo que ha llevado a que Elon Musk amenazara con cerrar X en Europa.
En realidad, han sido las autoridades europeas las que han avisado a Musk de que si no cumple con la normativa europea en este aspecto serán ellas las que le prohíban operar en Europa. El despido de más de 3.700 personas y el desmantelamiento entre otros del centro de moderación de contenido en Europa le impiden poder cumplir con esas exigencias.
Las autoridades europeas han puesto el foco en cuestiones como las deep fakes, la desinformación y los bulos que circulan por redes sociales por las posibles injerencias que puedan tener en las próximas elecciones europeas en junio de 2024.
¿Y todo esto cómo afecta a las administraciones públicas?
Pues nos afecta de muchas maneras y nos plantea muchas dudas y preguntas a las que tendremos que ir dando respuesta sobre el papel que deben jugar las redes sociales en la comunicación que se realiza desde las administraciones públicas.
Más allá de cuestiones éticas, las cuales iremos abordando en próximos artículos, sobre si las administraciones públicas tenemos que estar en unas redes sociales que en algunos casos están suponiendo una amenaza para nuestras sociedades, o cuyos efectos adictivos están afectando a nuestros jóvenes, tenemos que ver qué supone el pago por utilizar estas plataformas.
Como hemos visto en el caso de X, el pago de la opción de suscripción más supone unos 2.000 euros al año para cada cuenta, y en los ayuntamientos, por ejemplo, no solo tienen un único perfil en X sino varios, por lo que el coste de estar presente en redes sociales podría empezar a ser relevante.
Además hay otra cuestión de fondo, porque si bien las administraciones públicas pueden más o menos asumir el coste de estar presentes en X, ¿va a estar la ciudadanía dispuesta a pagar por estar en esas plataformas?; y si tenemos que pagar por estar en todas las plataformas, ¿no renunciaremos a estas en algunas de ellas? ¿cuáles elegiremos?
Es curioso como en las administraciones públicas hemos pasado en muy pocos años de casi “odiar” a las redes sociales a que se hayan convertido en muchos casos en el único canal de comunicación con la ciudadanía y que nos parezca imposible vivir sin ellas.
Por tanto, creo que sin abandonar todavía su presencia en estas redes sociales, sí que ha llegado el momento de plantearnos experimentar con otros canales, formatos y plataformas para comunicarnos con la ciudadanía, ya que puede que un día nos despertemos y nos encontremos que han cerrado X, Instagram o Facebook, o que simplemente no haya nadie en ellas con las que poder comunicarnos.
Sé que todos estos cambios producen incertidumbre y cierta preocupación, sobre todo porque todavía no está muy claro hacia dónde vamos pero lo que sí que está claro es que nos estamos moviendo.
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Amalia
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